martes, agosto 04, 2020

Ghana 6 (2017) El Santuario De Boabeng-Fiema

Cercopiteco (Cercopithecus lowei). C.M. Aguilar Gómez.
El santuario de monos de Boabeng-Fiema es un caso curioso de conservación en Ghana. Ver primates en las zonas forestales no es fácil. Además de la dificultad propia del medio boscoso, está la presión de caza para los mercados de carne de monte que se da en los bosques africanos.

En Kakum, a pesar de ser un lugar protegido, no logramos ver ningún primate desde las pasarelas del dosel. A veces se ven, pero tampoco es muy frecuente. Por eso,
acudir al bosque que hay junto a las aldeas de Boabeng y Fiema es una oportunidad única en Ghana para ver algunas especies de primates.



 




Cercopiteco (Cercopithecus lowei). C.M. Aguilar Gómez.
En Boabeng-Fiema la conservación de los monos está relacionada con las creencias animistas de los pueblos del entorno. Se cree que el tabú de respetarlos, y por tanto no cazarlos, se originó hacia la década de 1830.

Según cuentan los viejos, sus dioses protectores persuadieron a los primeros pobladores para que cuidaran de los monos. A ojos de los aldeanos, ellos son los descendientes de sus dioses y por eso, mientras sigan ahí, les acompañará la buena fortuna. En 1975 incorporaron esas creencias a una ley y, desde entonces, protegen el bosque y sus monos de forma más "oficial"







Colobo (Colobus vellerosus). C.M. Aguilar Gómez.
Hoy en día la comunidad local ha desarrollado un plan de ecoturismo y ofrece la observación de estos animales como reclamo. Y los monos contribuyen ya que se pueden ver al borde mismo de la aldea. Se ha estimado que el bosque aloja unos 500 de cercopitecos de Lowe (Cercopithecus lowei) y 200 ejemplares de colobo de muslos blancos (Colobus vellerosus).

Los cercopitecos, acostumbrados a la llegada de los turistas, son los primeros en acercarse y los más descarados. Siempre dispuestos a recibir algún cacahuete de los visitantes, se mueven
ágiles aunque guardando las distancias que para eso son animales salvajes.




Colobo (Colobus vellerosus). C.M. Aguilar Gómez.
La población local ha de ingeniárselas para echar a los cercopitecos de sus cultivos sin dañarlos. Un tabú es un tabú. Por su parte, la convivencia con los colobos es más fácil ya que tienen un dieta exclusivamente herbívora y no se interesan por los cultivos. Por ello, ante los turistas muestran bastante indiferencia. No mendigan nada. Se les suele ver engullendo hierba en el suelo o comiendo hojas en los árboles.

Los colobos, como todos los herbívoros, siempre están a falta de sales en su dieta. Dicen que no es raro verlos entrar a las aldeas para chupar los muros de barro de las casas para obtener minerales.





Malcoha (Poicephalus gulielmi). C.M. Aguilar Gómez.
El bosque santuario de Boabeng-Fiema tiene 5 kilómetros cuadrados y se sitúa en la zona central de Ghana, en la transición de los bosques húmedos a la sabana. Un paseo por los alrededores nos permitió ver algunas aves comunes como el turaco gris occidental (Crinifer piscator), el cucal senegalés (Centropus senegalensis) o la carraca blanquiazul (Coracias cyanogasters).

También coloridos suimangas como el acollarado (Hedydipna collaris), el espléndido (Cinnyris coccinigastrus) o el cobrizo (Cinnyris cupreus) o un ave que me hizo especial ilusión ver, el malcoha africano (Poicephalus gulielmi), una de la familia de los cucos.

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